Historia del cine en el Perú
Un compilado con la historia del cine peruano tomado de Wikipedia
Orígenes
La primera función cinematográfica (usando el cinematógrafo de los hermanos Lumière) se realizó en febrero del año 1897, en la Confitería Jardín Estrasburgo (hoy Club de la Unión), en Lima, Perú. Un mes antes, se había proyectado imágenes en movimiento con el aparato llamado vitascopio inventado por Tomas Alva Edison.
El público que presenció en un inicio, las proyecciones del vitascopio y del cinematógrafo fue de la aristocracia y las imágenes que observaron eran de paisajes de otros países (en 1899 se toman las primeras imágenes del Perú). Poco a poco las funciones fueron llegando a los sectores sociales más bajos, a través de exhibidores ambulantes que adquirían los aparatos y los llevaban a varios lugares recorriendo el país, generando el hábito y necesidad en el público que pagaba por ver las funciones, y haciendo negocio. Esto fue debido a que el cine traía estímulos venidos de lejos, convirtiéndose en una forma de poner al alcance de la gente paisajes geográficos y humanos que la falta de medios de transporte negaban (solo habían rutas ferroviarias del siglo XIX, aun no se empezaba la construcción de redes de caminos esto se daría en la década de 1920).
Durante sus primeros años (hasta 1913, año de la primera película de ficción peruana), lo que el publico iba a ver en los espectáculos de imágenes en movimiento eran, por ejemplo, filmaciones de corridas de toros (de España, luego del Perú) o vistas bélicas de la guerra hispanoamericana (EEUU y España en Cuba), como también tomas del Perú: paisajes, arquitectura y sociedad. Los sectores aristocráticos preferían películas filmadas en paisajes urbanos extranjeros, reproducción de hechos históricos y sucesos de sociedad (aristocracia) en la Lima. Los sectores populares preferían filmaciones cómicas. Las principal critica que se hacía al cine en esa época era la “carencia de naturalidad”, porque el aparato reproducía las imágenes difusas y con un parpadeo (esto se corrige en 1908), además de la falta de sonido y el blanco y negro de las imágenes. Todo esto irritaba a las sensibilidades educadas en una estética armoniosa y fluida.
A partir de 1908, apogeo del negocio cinematográfico, se instalan los aparatos de reproducción en muchos establecimientos levantados para ese propósito. Además se realizan las proyecciones con acompañamiento de la música de un fonógrafo. Se constituye la Empresa del Cinema Teatro (desde 1915 Empresa de Teatros y Cinemas S.A.), y construyen el Cinema Teatro de la calle Belén en 1909, y en noviembre de 1913 se traslada una nueva sala construida de la calle La Merced. La gran cantidad de público que empezó a acudir al Cinema Teatro probó que existía un mercado importante para el cine. En 1911 se forma la Compañía Internacional Cinematográfica, construyen su sala Excelsior de la calle Baquijano en 1914, y ambas compañías competían en la proyección de películas extranjeras.
La primera película peruana de ficción fue Negocio al Agua, estrenada en abril de 1913 en el Cinema Teatro de Lima. La respuesta de su rival fue la realización de Del Manicomio al Matrimonio estrenada en junio del mismo año. Estas dos películas fueron las únicas de ficción hechas en el Perú de ese periodo.
Según afirma R. Bedoya en “100 Años del cine en el Perú: una historia crítica”:
“…Es probable que la Primera Guerra Mundial y las carencias de material fílmico virgen que ella trajo consigo fueran los factores determinantes de tal escasez” ... “también puede ser explicada por el carácter subordinado que tuvo el cine hecho en el Perú desde sus inicios. Si el documental era propicio para ser colocado en la programación como material de relleno o complemento de cintos extranjeras, la ficción en cambio concurría directamente con las industrias cinematográficas norteamericanas y europeas, que apelaban en forma creciente a la seducción de la tecnología, la larga duración y los rostros de unos actores a los que se adhería pronto el prestigio de lo mitológico” ... “el cine argumental, por otro lado, tenía un costo de producción superior al documental, excedente que los dueños de las salas, que entonces fungían de productores, no estaban dispuestos a sufragar, más aún cuando el publico, a esas alturas del desarrollo del espectáculo cinematográfico, exigía la calidad técnica del cine extranjero y no pálidas e imperfectas copias nacionales de las comedias sofisticadas foráneas”.
En 1922 se estrena Camino de la Venganza. Esta película reflejaba en su argumento la contradicción de la vida rural, sana y robusta, con la vida de la capital, llena de peligros. Este argumento sería recurrente en adelante. La sociedad peruana mostraba esa división entre lo rural y la urbe, y el cine la retrató por su afán de mostrar la realidad social con hechos cercanos al público, y así atraerlo. Mientras, el público peruano empezó a preferir el cine estadounidense, y se conocieron los filmes de Chaplin, que empezaba a hacerse famoso en el mundo.
En 1926 hubo una controversia porque se iba a estrenar una película (Páginas Heroicas) sobre la Guerra del Pacífico y el gobierno del presidente Augusto Leguía censuró su estreno porque ofendía los sentimientos patrióticos de Chile. Se discutió algunos meses pero nunca llegó a estrenarse. En 1928 se estrenó La Perricholi, que fue un éxito, y que incluso fue apreciada en el extranjero. Empieza a tomar fuerza la prensa cinematográfica, salen revistas especializadas como: Cines y Estrellas, Luces y Sombras, La Semana Cinematográfica, etc. Además otras publicaciones incluyen en sus números secciones dedicadas al cine como: El Mundo en la Pantalla del diario La Prensa, El Mundo del Celuloide en la revista Variedades, etc.
Posteriormente se estrenaría la primera película sonora que fue Resaca y se inicia el corto periodo de auge de producción llamado cine criollo. Surge la sociedad Patria Films, que realiza varias películas: solo en 1930 se hicieron 7 largometrajes. En 1932 se promulgó una norma legal que creaba la Escuela de Cinemática Ambulante: su objetivo era la educación masiva y la integración de la masa indígena al proceso nacional. Lo que se hacían era llevar unidades móviles con un proyector junto con películas de índole artística y científica. Este sistema fue fugaz, debido a que su financiación fue imposible, y poco a poco el público fue menos a las salas y la producción nacional empezó a disminuir.
En la década de 1940 se dan leyes para fomentar la producción cinematográfica, pero se produce una crisis por la creciente competencia y desarrollo de la producción de otros países como México, pero aun se hacen algunas películas. En los años 50 (auge del cine estadounidense y mexicano), sólo se hace un largometraje peruano, pero se hacen muchos documentales y noticiarios, estos documentales tienen su principal representación en lo que se llama la etapa del Cine Club Cusco, quienes retrataban las costumbres de los pueblos andinos (carnavales, fiestas religiosas, etc.) Luego empezarían a hacerse coproducciones con México, que serían éxitos de taquilla. A fines de esa década se introduce la televisión y el cine de la siguiente década se ve provista de personajes protagonistas de la misma, ya que habían tenido acogida en la vida doméstica de la sociedad y eran reconocidos.
Desarrollo
En 1962 se da una ley que libera de impuestos a toda exhibición de largometrajes producidos en el Perú por empresas peruanas, mas no daba alternativas de financiación, ni otorgaba otras facilidades para que empresarios jóvenes se iniciaran en la actividad cinematográfica. Durante el gobierno militar del General Juan Velasco Alvarado, en 1972, se promulga la Ley de Fomento a la Industria Cinematográfica, que promovía la exhibición obligatoria (determinada por la Comisión de Promoción Cinematográfica) y la retribución porcentual. Esto significó el despegue de la producción nacional, especialmente de cortometrajes. Los precios eran fijados por las municipalidades, que los mantenían bajos, pero eso se compensaba por la cantidad de gente que asistía. Entonces los productores veían recuperar su inversión rápidamente.
En estos años el cine peruano va logrando elevar su calidad técnica y artística, destacando especialmente el cineasta Armando Robles Godoy, quien introdujo aportes del nuevo cine europeo en sus películas, de las que destacan "En la selva no hay estrellas" (1968) "Espejismo" (1972) y "Sonata soledad" (1978) cuyo mayor defecto reside quizás en la debilidad del hilo argumental frente al interés por los recuerdos y los paisajes.
Sin embargo, poco a poco, el publico fue advirtiendo que los cortos realizados eran de baja calidad y predominaba la improvisación y la inexperiencia. Además los exhibidores también reaccionaron en contra ya que veían esta ley como una imposición de un gobierno autoritario y que a expensas de sus ganancias alentaban la producción nacional.
Crisis y recuperación
Los años 80 vieron como con la crisis económica se afectó el desarrollo cinematográfico, y con los desastres provocados por el terrorismo se empezó a distinguir una característica más populista y de retrato de la realidad social del momento en la mayoría de las producciones. Paulatinamente la crisis social, económica y el terrorismo fueron disminuyendo y la del cine también pero no del todo.
Asimismo en estos años surge una nueva generación de cineastas, de los que destaca Francisco José Lombardi (quien se da a conocer con su adaptación de la novela La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa en 1985) y quien ha usado como estrategia para sus películas el uso como material de obras de la literatura peruana.
Tras el período de crisis este grupo ha logrado eclosionar, formando un conjunto más o menos sólido, que si bien ha enfrentado dificultades económicas y de distribución de sus películas, y una cierta tendencia a repetir temáticas sociales (si bien esto se ha aligerado ciertamente habiéndose llegado a incursionar en otros géneros incursionándose incluso recientemente en la animación digital, tecnología en la que el Perú se ha puesto a la vanguardia en Sudamérica) se puede hablar de un nuevo período de desarrollo del cine peruano.
La interculturalidad
Existen distintos modos de ver la interculturalidad: se puede hablar de un fenómeno comunicacional, ya que se trata de culturas en una constante interacción comunicativa. Para ello es esencial el concepto de cultura, como el fenómeno humano que define la diferencia entre un grupo humano y otro. Cuando se habla de esta diferencia, se hace referencia al concepto de identidad cultural, destacando todo aquello que hace único a un grupo humano determinado. El concepto determinante en la identidad cultural es el de etnicidad, como la condición sociocultural que establece las diferencias, y los conceptos de raza y racismo tienen mayor importancia por las connotaciones negativas que han surgido a lo largo del desarrollo de la sociedad.
En el cine desde sus inicios, como todo medio de comunicación, podemos identificar elementos de comunicación intercultural y en el caso del Perú se puede visualizar con ejemplos claros. El hecho que en un comienzo el acceso a las funciones haya sido restringido a la aristocracia (sector social alto). La preferencia de la sociedad peruana por ver en el cine una realidad extranjera, y luego el afán de retratar en las películas nacionales la idiosincrasia nuestra, dando tratamiento especial a los temas populares como el terrorismo, la discriminación por sexo, etnia, religión, etc. cercanos al publico, el cual se acerca a estas películas sólo por eso y no por ser buenas películas. Este medio, actualmente, puede ser conocido por grupos sociales distintos, es decir ha ido integrando a la sociedad. En tanto este medio representa e integra a la sociedad, forma parte de su cultura, junto con los cambios en la vida cotidiana (costumbres) que han surgido tras su arribo.
Que el cine haya empezado, por así decirlo, documental y noticioso, da cuenta de la necesidad que, por la falta de comunicaciones tenía el pueblo de conocer lo que ocurría dentro de la nación y también fuera. El turismo interno a inicios del siglo XX era prácticamente inexistente, por eso en el cine de esa época podemos encontrar cortos documentales con títulos como: La Catedral de Lima, Camino a la Oroya y Chanchamayo.
Películas ambientadas en barrios marginales y que trataron el tema preciso del terrorismo y la calidad de vida de la sociedad ante los problemas. Esta tendencia siguió, y sigue en alguna medida. La producción parece haberse estancado en el mero retrato de la sociedad peruana pero en sus aspectos más negativos, y es que de alguna forma el público peruano se ha acostumbrado, y los productores, que saben que en general hacer cine no es el mejor negocio, tratan de sacar el mayor provecho por esta aceptación de temas. Además los intentos por hacer un cine diferente no han tenido éxito por la falta de oficio y de buenos guionistas, que sepan narrar una historia.
En el presente, el cine en el Perú se perfila de manera un poco más optimista a comparación de fines de los ochentas y comienzos de los noventas. La difícil economía de la década de los ochentas afectó gravemente el desarrollo de la cinematografía nacional. Los productores tuvieron más dificultades que nunca para la recuperación de la inversión, debido a la incontrolable inflación que disminuía sus ingresos y aumentaba los intereses de los préstamos bancarios. Por ese motivo se buscaron recursos técnicos ingeniosos y baratos como el video digital y se recurrió como en ocasiones anteriores a los temas populares. Otro motivo de la decadencia del cine peruano y de la poca asistencia a los cines en general fue la aparición del VHS, que por un buen tiempo suplantaron la asistencia a las salas. Afortunadamente, esta etapa se superó con la creación y remodelación de las salas de cine a modernos multicines con sonido de calidad.
Un factor que ha permitido la mejora en la situación del cine nacional ha sido la creación en 1997 del Festival El Cine de Lima, convocado anualmente por la Pontificia Universidad Católica del Perú y que se ha convertido en un medio para dar a conocer al público los nuevos films del cine peruano y latinoamericano.
Fuente: Wikipedia
La primera función cinematográfica (usando el cinematógrafo de los hermanos Lumière) se realizó en febrero del año 1897, en la Confitería Jardín Estrasburgo (hoy Club de la Unión), en Lima, Perú. Un mes antes, se había proyectado imágenes en movimiento con el aparato llamado vitascopio inventado por Tomas Alva Edison.
El público que presenció en un inicio, las proyecciones del vitascopio y del cinematógrafo fue de la aristocracia y las imágenes que observaron eran de paisajes de otros países (en 1899 se toman las primeras imágenes del Perú). Poco a poco las funciones fueron llegando a los sectores sociales más bajos, a través de exhibidores ambulantes que adquirían los aparatos y los llevaban a varios lugares recorriendo el país, generando el hábito y necesidad en el público que pagaba por ver las funciones, y haciendo negocio. Esto fue debido a que el cine traía estímulos venidos de lejos, convirtiéndose en una forma de poner al alcance de la gente paisajes geográficos y humanos que la falta de medios de transporte negaban (solo habían rutas ferroviarias del siglo XIX, aun no se empezaba la construcción de redes de caminos esto se daría en la década de 1920).
Durante sus primeros años (hasta 1913, año de la primera película de ficción peruana), lo que el publico iba a ver en los espectáculos de imágenes en movimiento eran, por ejemplo, filmaciones de corridas de toros (de España, luego del Perú) o vistas bélicas de la guerra hispanoamericana (EEUU y España en Cuba), como también tomas del Perú: paisajes, arquitectura y sociedad. Los sectores aristocráticos preferían películas filmadas en paisajes urbanos extranjeros, reproducción de hechos históricos y sucesos de sociedad (aristocracia) en la Lima. Los sectores populares preferían filmaciones cómicas. Las principal critica que se hacía al cine en esa época era la “carencia de naturalidad”, porque el aparato reproducía las imágenes difusas y con un parpadeo (esto se corrige en 1908), además de la falta de sonido y el blanco y negro de las imágenes. Todo esto irritaba a las sensibilidades educadas en una estética armoniosa y fluida.
A partir de 1908, apogeo del negocio cinematográfico, se instalan los aparatos de reproducción en muchos establecimientos levantados para ese propósito. Además se realizan las proyecciones con acompañamiento de la música de un fonógrafo. Se constituye la Empresa del Cinema Teatro (desde 1915 Empresa de Teatros y Cinemas S.A.), y construyen el Cinema Teatro de la calle Belén en 1909, y en noviembre de 1913 se traslada una nueva sala construida de la calle La Merced. La gran cantidad de público que empezó a acudir al Cinema Teatro probó que existía un mercado importante para el cine. En 1911 se forma la Compañía Internacional Cinematográfica, construyen su sala Excelsior de la calle Baquijano en 1914, y ambas compañías competían en la proyección de películas extranjeras.
La primera película peruana de ficción fue Negocio al Agua, estrenada en abril de 1913 en el Cinema Teatro de Lima. La respuesta de su rival fue la realización de Del Manicomio al Matrimonio estrenada en junio del mismo año. Estas dos películas fueron las únicas de ficción hechas en el Perú de ese periodo.
Según afirma R. Bedoya en “100 Años del cine en el Perú: una historia crítica”:
“…Es probable que la Primera Guerra Mundial y las carencias de material fílmico virgen que ella trajo consigo fueran los factores determinantes de tal escasez” ... “también puede ser explicada por el carácter subordinado que tuvo el cine hecho en el Perú desde sus inicios. Si el documental era propicio para ser colocado en la programación como material de relleno o complemento de cintos extranjeras, la ficción en cambio concurría directamente con las industrias cinematográficas norteamericanas y europeas, que apelaban en forma creciente a la seducción de la tecnología, la larga duración y los rostros de unos actores a los que se adhería pronto el prestigio de lo mitológico” ... “el cine argumental, por otro lado, tenía un costo de producción superior al documental, excedente que los dueños de las salas, que entonces fungían de productores, no estaban dispuestos a sufragar, más aún cuando el publico, a esas alturas del desarrollo del espectáculo cinematográfico, exigía la calidad técnica del cine extranjero y no pálidas e imperfectas copias nacionales de las comedias sofisticadas foráneas”.
En 1922 se estrena Camino de la Venganza. Esta película reflejaba en su argumento la contradicción de la vida rural, sana y robusta, con la vida de la capital, llena de peligros. Este argumento sería recurrente en adelante. La sociedad peruana mostraba esa división entre lo rural y la urbe, y el cine la retrató por su afán de mostrar la realidad social con hechos cercanos al público, y así atraerlo. Mientras, el público peruano empezó a preferir el cine estadounidense, y se conocieron los filmes de Chaplin, que empezaba a hacerse famoso en el mundo.
En 1926 hubo una controversia porque se iba a estrenar una película (Páginas Heroicas) sobre la Guerra del Pacífico y el gobierno del presidente Augusto Leguía censuró su estreno porque ofendía los sentimientos patrióticos de Chile. Se discutió algunos meses pero nunca llegó a estrenarse. En 1928 se estrenó La Perricholi, que fue un éxito, y que incluso fue apreciada en el extranjero. Empieza a tomar fuerza la prensa cinematográfica, salen revistas especializadas como: Cines y Estrellas, Luces y Sombras, La Semana Cinematográfica, etc. Además otras publicaciones incluyen en sus números secciones dedicadas al cine como: El Mundo en la Pantalla del diario La Prensa, El Mundo del Celuloide en la revista Variedades, etc.
Posteriormente se estrenaría la primera película sonora que fue Resaca y se inicia el corto periodo de auge de producción llamado cine criollo. Surge la sociedad Patria Films, que realiza varias películas: solo en 1930 se hicieron 7 largometrajes. En 1932 se promulgó una norma legal que creaba la Escuela de Cinemática Ambulante: su objetivo era la educación masiva y la integración de la masa indígena al proceso nacional. Lo que se hacían era llevar unidades móviles con un proyector junto con películas de índole artística y científica. Este sistema fue fugaz, debido a que su financiación fue imposible, y poco a poco el público fue menos a las salas y la producción nacional empezó a disminuir.
En la década de 1940 se dan leyes para fomentar la producción cinematográfica, pero se produce una crisis por la creciente competencia y desarrollo de la producción de otros países como México, pero aun se hacen algunas películas. En los años 50 (auge del cine estadounidense y mexicano), sólo se hace un largometraje peruano, pero se hacen muchos documentales y noticiarios, estos documentales tienen su principal representación en lo que se llama la etapa del Cine Club Cusco, quienes retrataban las costumbres de los pueblos andinos (carnavales, fiestas religiosas, etc.) Luego empezarían a hacerse coproducciones con México, que serían éxitos de taquilla. A fines de esa década se introduce la televisión y el cine de la siguiente década se ve provista de personajes protagonistas de la misma, ya que habían tenido acogida en la vida doméstica de la sociedad y eran reconocidos.
Desarrollo
En 1962 se da una ley que libera de impuestos a toda exhibición de largometrajes producidos en el Perú por empresas peruanas, mas no daba alternativas de financiación, ni otorgaba otras facilidades para que empresarios jóvenes se iniciaran en la actividad cinematográfica. Durante el gobierno militar del General Juan Velasco Alvarado, en 1972, se promulga la Ley de Fomento a la Industria Cinematográfica, que promovía la exhibición obligatoria (determinada por la Comisión de Promoción Cinematográfica) y la retribución porcentual. Esto significó el despegue de la producción nacional, especialmente de cortometrajes. Los precios eran fijados por las municipalidades, que los mantenían bajos, pero eso se compensaba por la cantidad de gente que asistía. Entonces los productores veían recuperar su inversión rápidamente.
En estos años el cine peruano va logrando elevar su calidad técnica y artística, destacando especialmente el cineasta Armando Robles Godoy, quien introdujo aportes del nuevo cine europeo en sus películas, de las que destacan "En la selva no hay estrellas" (1968) "Espejismo" (1972) y "Sonata soledad" (1978) cuyo mayor defecto reside quizás en la debilidad del hilo argumental frente al interés por los recuerdos y los paisajes.
Sin embargo, poco a poco, el publico fue advirtiendo que los cortos realizados eran de baja calidad y predominaba la improvisación y la inexperiencia. Además los exhibidores también reaccionaron en contra ya que veían esta ley como una imposición de un gobierno autoritario y que a expensas de sus ganancias alentaban la producción nacional.
Crisis y recuperación
Los años 80 vieron como con la crisis económica se afectó el desarrollo cinematográfico, y con los desastres provocados por el terrorismo se empezó a distinguir una característica más populista y de retrato de la realidad social del momento en la mayoría de las producciones. Paulatinamente la crisis social, económica y el terrorismo fueron disminuyendo y la del cine también pero no del todo.
Asimismo en estos años surge una nueva generación de cineastas, de los que destaca Francisco José Lombardi (quien se da a conocer con su adaptación de la novela La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa en 1985) y quien ha usado como estrategia para sus películas el uso como material de obras de la literatura peruana.
Tras el período de crisis este grupo ha logrado eclosionar, formando un conjunto más o menos sólido, que si bien ha enfrentado dificultades económicas y de distribución de sus películas, y una cierta tendencia a repetir temáticas sociales (si bien esto se ha aligerado ciertamente habiéndose llegado a incursionar en otros géneros incursionándose incluso recientemente en la animación digital, tecnología en la que el Perú se ha puesto a la vanguardia en Sudamérica) se puede hablar de un nuevo período de desarrollo del cine peruano.
La interculturalidad
Existen distintos modos de ver la interculturalidad: se puede hablar de un fenómeno comunicacional, ya que se trata de culturas en una constante interacción comunicativa. Para ello es esencial el concepto de cultura, como el fenómeno humano que define la diferencia entre un grupo humano y otro. Cuando se habla de esta diferencia, se hace referencia al concepto de identidad cultural, destacando todo aquello que hace único a un grupo humano determinado. El concepto determinante en la identidad cultural es el de etnicidad, como la condición sociocultural que establece las diferencias, y los conceptos de raza y racismo tienen mayor importancia por las connotaciones negativas que han surgido a lo largo del desarrollo de la sociedad.
En el cine desde sus inicios, como todo medio de comunicación, podemos identificar elementos de comunicación intercultural y en el caso del Perú se puede visualizar con ejemplos claros. El hecho que en un comienzo el acceso a las funciones haya sido restringido a la aristocracia (sector social alto). La preferencia de la sociedad peruana por ver en el cine una realidad extranjera, y luego el afán de retratar en las películas nacionales la idiosincrasia nuestra, dando tratamiento especial a los temas populares como el terrorismo, la discriminación por sexo, etnia, religión, etc. cercanos al publico, el cual se acerca a estas películas sólo por eso y no por ser buenas películas. Este medio, actualmente, puede ser conocido por grupos sociales distintos, es decir ha ido integrando a la sociedad. En tanto este medio representa e integra a la sociedad, forma parte de su cultura, junto con los cambios en la vida cotidiana (costumbres) que han surgido tras su arribo.
Que el cine haya empezado, por así decirlo, documental y noticioso, da cuenta de la necesidad que, por la falta de comunicaciones tenía el pueblo de conocer lo que ocurría dentro de la nación y también fuera. El turismo interno a inicios del siglo XX era prácticamente inexistente, por eso en el cine de esa época podemos encontrar cortos documentales con títulos como: La Catedral de Lima, Camino a la Oroya y Chanchamayo.
Películas ambientadas en barrios marginales y que trataron el tema preciso del terrorismo y la calidad de vida de la sociedad ante los problemas. Esta tendencia siguió, y sigue en alguna medida. La producción parece haberse estancado en el mero retrato de la sociedad peruana pero en sus aspectos más negativos, y es que de alguna forma el público peruano se ha acostumbrado, y los productores, que saben que en general hacer cine no es el mejor negocio, tratan de sacar el mayor provecho por esta aceptación de temas. Además los intentos por hacer un cine diferente no han tenido éxito por la falta de oficio y de buenos guionistas, que sepan narrar una historia.
En el presente, el cine en el Perú se perfila de manera un poco más optimista a comparación de fines de los ochentas y comienzos de los noventas. La difícil economía de la década de los ochentas afectó gravemente el desarrollo de la cinematografía nacional. Los productores tuvieron más dificultades que nunca para la recuperación de la inversión, debido a la incontrolable inflación que disminuía sus ingresos y aumentaba los intereses de los préstamos bancarios. Por ese motivo se buscaron recursos técnicos ingeniosos y baratos como el video digital y se recurrió como en ocasiones anteriores a los temas populares. Otro motivo de la decadencia del cine peruano y de la poca asistencia a los cines en general fue la aparición del VHS, que por un buen tiempo suplantaron la asistencia a las salas. Afortunadamente, esta etapa se superó con la creación y remodelación de las salas de cine a modernos multicines con sonido de calidad.
Un factor que ha permitido la mejora en la situación del cine nacional ha sido la creación en 1997 del Festival El Cine de Lima, convocado anualmente por la Pontificia Universidad Católica del Perú y que se ha convertido en un medio para dar a conocer al público los nuevos films del cine peruano y latinoamericano.
Fuente: Wikipedia
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